jeudi, avril 20, 2006

Estuve leyendo tus viejas cartas…

Hace un mes que vi en su blog que hablaba de “una mujer que amo”. Él a mí nunca me dijo que me amaba (yo tampoco le dije) y ver que lo decía por otra, y por escrito, para que todo el mundo lo supiera, generó que me doliera otra vez todo. Todo y mucho. Y que otra vez me vinieran las angustias de ¿qué tienen todas que cualquiera es mejor para él que yo? ¿qué es lo que tengo yo que hace que yo no sea buena para él, como sí lo son todas las otras? Y bueno, preguntas asesinas de ese tipo….

Ese día, hace exactamente un mes, decidí que no vería más nada que se le vinculara. Ni su blog, ni su web page, ni el de sus ellas (actual y pasadas), ni las noticias de su colegio tan en boga este año, ni ningún coment de algún tocayo suyo, ni ER (porque sé que le gusta y me acuerdo de nuestras conversas sobre ese programa), ni a sus cantantes, ni a sus músicos… con lo único que me hice un poco la tonta fue con Canadá ( donde él vivió mucho rato), -porque ya que desistí con Bnca y quiero ver si le pongo pino a emigrar a Québec donde el francés puede, al fin, ser un plus-. Y con dejar de leer a Cortázar, que le encanta, pues a mí me gustaba de antes de conocerlo… pero de todos modos esos tópicos se me mezclan con él.

El asunto, es que hoy buscando no sé qué en gmail, vi su label… La label con su nombre donde guardo los mails que nos escribimos durante tanto tiempo. Mails que están ahí como testigo que yo no lo inventé… que él existió. Que hubo nosotros y luego un después, más triste imposible para mí…

Cada vez que yo leía sus mails, no podía parar y los leía todos otra vez, y lloraba, y recordaba la canción con la que titulo este post… y me preguntaba qué pasó con “usando palabras, querías decirme, ya no puedo estar sin vos”…. Pero ahí está él, de lo más bien, con su Ella… obviamente estoy muy celosa y creo que ese romance llegará a puerto, capaz que vivan juntos o se casen, no sé, pero me súper duele.

Esto tiene que ver con dos cosas. Primero, el romance sin después ahora es un mi elección.
Porque no estamos en el medioevo, y el para el él de mis sueños yo nunca soy su dama y nunca es el caballero que espero que vuelva a mí… sino que anda de lo más revoltoso en sábanas lejanas a mí… ¿y qué he hecho yo? espero, y espero, y lloro esperando….Y cuando el tiempo pasa me voy dando cuenta paulatinamente que esa espera no es que tarde es que no es, como en “El coronel no tiene quien le escriba”, no es que la famosa carta no llegue o tarde, es que nunca llegará. Como mi caballero. No existe, me convencí.

Recuerdo las ilusiones que he tenido. El primero en serio fue el tipo de colores de trigo y manos de artista, que cantaba con guitarra bajo las estrellas del valle del Elqui. Recuerdo nuestras idas al río y esa vez debajo de la híguera… esperé un después que nunca llegó.

El segundo fue el arquitecto de apellido italiano. Era entero seductor él, recuerdo nuestra ida a ver Momix y cuando le mostré el cuento que corrigió su hermano el día que me devolvió el auto… pero un día lo visité de sorpresa y parece que no le gustó. No volvió más… Cuando lo volví a ver, al tiempo, dijo que yo estaba linda y pensé que volvería, pero no.

Luego vino el Director de Orquesta. Joven y que “se sabía” atractivo. Lo conocí en un bus de viaje a la Serena, él, a Atacama, yo. La conversación fluyó y terminó en un beso con abrazo y promesas de llamadas al regreso (en ese tiempo yo no tenía ni cel ni mail). Llegó el plazo y no apareció, esperé, claro, pero No. Y fui por él al teatro y lo vi y él jugó a que no había pasado nada, y pues descubrí que el después que yo imaginaba sólo fue una ilusión mía, no mutua. (Cuesta tanto asumir eso, que fue todo una película de una, no de los dos).

El cuarto fue G. Otro de colores de miel y letras y mente superiores… él nunca estuvo en rigor. Pero me imaginé muchas veces un después con él.

Al rato vino el que me salvó cuando yo no era más que una náufraga y con quien estuve casi dos años. Estuve tan agradecida que creí que la gratitud era amor, hasta que me cansé y le pedí que lo dejáramos… El después estuvo ahí, pero lo dejé irse. No me sedujo su oferta, para prolongar eso.

Y entonces un día apareció un hombre que cuando lo vi no me produjo nada, cerca de la plaza San Enrique. Cuando iba en Estoril, me gustaba un poco. En Kennedy me encantaba y en Pedro de Valdivia estaba completamente a sus pies. Esa historia fue fulminante, y yo me iba a Japón. Menos mal que ya las visas y demás cosas a llevar ya estaban listas, porque nunca más pensé en nada que no fuera él. Y tras 10 días intensos me fui, con la esperanza de retomar, después. Le escribí y lo llamé desde ultramar, pero él estaba distante…. Yo no miré a nadie, y volví. Y él estaba en otra, y con otra. Mi después se desmoronó y me dolió mucho.

Entonces llegó el tipo tóxico que jugaba al yo-yo (o sea al “sólo pienso en mí”, y “te tomo te dejo te tomo te dejo”). Atroz. Él me pintó un escenario mentiroso (recordé “mentí” del bloguer Irarrazábal) y le creí e imaginé un después… pero nunca fue y tuve que desimaginarme, y eso me cansó tanto.

Entonces llegó el tipo que se metió a mi cama sin permiso y el músico, ahí yo fui cauta y vi que no habría ni ahora ni después.
Y entonces, un día de lluvia cerca del mar, suavemente, M se materializó y yo no supe como no abrirle mi corazón. Lo vi lleno de luz y calor… lleno de ganas, y esa sensación de “qué rico estar contigo” fue gigante y se encaminó hacia “por supuesto que tenemos un nosotros, aquí y ahora, y con un después, lindo, largo, y evidente”… y eso fue creciendo en una certeza del porte de la cordillera de Los Andes.

Hasta que un horrible día él dijo que quería irse… pero no fue muy cierto, porque seguía estando… y entonces llegó el sábado más negro de mi historia: él no me besó en los labios, y supe que algo malo pasaba… ese algo tenía nombre de mujer, artista, de 20 años… y él había pasado la noche con ella. Ese día el después (con él) que yo albergaba en mi alma se quebró en miles de pedazos que aún me hieren…

Entonces me dije que no quería nada con nadie, sin ahora y sin después y pasó un año y apareció A que sí quería después, pero yo no pude. Luego, apareció Ar y quise calibrar, no ser tan tajante sobre sí o no, pero no fui sabia y no me fue bien.
Y así llegó Fel, y claro que estuvo rico, pero cuando me fue a dejar a la puerta y no pidió mi número… yo decidí no pedírselo pues, si lo pedía debería decidir si habría o no después, ¿y si él no quería? ¿Otra vez bancarse que cualquier mujer es mejor que yo?… no tengo ganas. En cambio así, tengo un recuerdo bonito. Fue eso “un niente ma, bellisimo” y ya. Sin después que regretter, et comme ça n’être plus desolée, une fois de plus (no sé cómo se dice en español).

No generar un después, tiene la ventaja de no sufrir por lo que ya fue o por lo que pude haber sido pero no fue. Me gusta eso de sólo recordar lo bonito del momento…Me ha hecho bien. Mucho mejor que recordar el después...

Eso era una cosa. La otra cosa, es que hoy otra vez vi sus mails (y no los leí todos), pero esta vez comencé a hacer lo que no había hecho nunca… tomé los últimos (febrero de 2006) y los pasé a Word… voy a sacarlos de gmail, por mes, al pc que uso normalmente, cuando termine, los borraré del disco duro y haré un cd … y luego, supongo, con el tiempo, podre´sacar toda esa historia, tan triste, de mi vida.


3 commentaires:

c. a dit…

olvidé dos cosas... uno, agradecer el ritual matutino, gracias... dos, mi palabra es arrebol y aunque no gane, ganará, porque no hay una más linda para mí... y sobre lo que escribes, qué dolor saber y sentir que después de ti puede ser feliz y amar a otra mujer, pero, siempre hay un pero, eso también te va a pasar a ti, también vas a ser feliz y amar a otro hombre y nunca más vas a ver el cd que piensas hacer, cariños, c.

pd. Heidi, definitivamente, con queso de cabra y mantequilla amarilla

SATI a dit…

Leyendote y descubriendo el dolor que provocan esos mail y la sensacion de que siempre hay otro mejor que uno (cosa que no comparto) me recorde de una pelicula. Pero tambien creo que llegara un momento en que alguien se sentira echandote de menos y pensando que fue poco para ti porque tu ya encontraste otro mejor. Es un ir y venir. Siempre. Pero no eres ni mejor ni peor. Eres la mas linda e indicada mujer para aquel indicado principe que en algun mundo (quizas el mundo blogger) esta esperando encontrarte.

Ahhh, la pelicula, por si no la has visto, es Bajo el Sol de Toscana. Echale un vistazo princesa.

Anonyme a dit…

¡A veces tendiendo la mano, se encuentra uno con que la memoria siempre es la única que gana, qué nunca podrá caer el hombre hasta los abismos mientras se tengan los sueños y se respalden con nuestras acciones más cotidianas!

Su post por propio, tiene mucho de vida, de sentido, de verdad; es como verse reflejada en cristales y que al verse brillar a si misma, uno se siente insignificante, como el ancho camino de estrellas, que las nebulosas a veces nos dejan observar.

Así es el destino del hombre, distintos caminos y un solo antecedente, la experiencia de vivir.