dimanche, avril 23, 2006

Mal

Vi al Marco Enríquez ayer en en La tele o yo. Él es cineasta, diputado, casado, padre y padrastro, entre otras miles de cosas… pensar que fuimos compañeros de curso (no amigos), y yo sigo sin trabajo en serio (clases una vez por semana y 150 lucas al mes no es pega seria) y vivo con mi papá. Cuando veo eso, me da una vergüenza tan grande ser quien soy… y sólo me dan ganas de llorar, morirme y hacer un Stop. Por favor rebobinar hasta el principio de los tiempos… pero no se puede. Mal.

jeudi, avril 20, 2006

Estuve leyendo tus viejas cartas…

Hace un mes que vi en su blog que hablaba de “una mujer que amo”. Él a mí nunca me dijo que me amaba (yo tampoco le dije) y ver que lo decía por otra, y por escrito, para que todo el mundo lo supiera, generó que me doliera otra vez todo. Todo y mucho. Y que otra vez me vinieran las angustias de ¿qué tienen todas que cualquiera es mejor para él que yo? ¿qué es lo que tengo yo que hace que yo no sea buena para él, como sí lo son todas las otras? Y bueno, preguntas asesinas de ese tipo….

Ese día, hace exactamente un mes, decidí que no vería más nada que se le vinculara. Ni su blog, ni su web page, ni el de sus ellas (actual y pasadas), ni las noticias de su colegio tan en boga este año, ni ningún coment de algún tocayo suyo, ni ER (porque sé que le gusta y me acuerdo de nuestras conversas sobre ese programa), ni a sus cantantes, ni a sus músicos… con lo único que me hice un poco la tonta fue con Canadá ( donde él vivió mucho rato), -porque ya que desistí con Bnca y quiero ver si le pongo pino a emigrar a Québec donde el francés puede, al fin, ser un plus-. Y con dejar de leer a Cortázar, que le encanta, pues a mí me gustaba de antes de conocerlo… pero de todos modos esos tópicos se me mezclan con él.

El asunto, es que hoy buscando no sé qué en gmail, vi su label… La label con su nombre donde guardo los mails que nos escribimos durante tanto tiempo. Mails que están ahí como testigo que yo no lo inventé… que él existió. Que hubo nosotros y luego un después, más triste imposible para mí…

Cada vez que yo leía sus mails, no podía parar y los leía todos otra vez, y lloraba, y recordaba la canción con la que titulo este post… y me preguntaba qué pasó con “usando palabras, querías decirme, ya no puedo estar sin vos”…. Pero ahí está él, de lo más bien, con su Ella… obviamente estoy muy celosa y creo que ese romance llegará a puerto, capaz que vivan juntos o se casen, no sé, pero me súper duele.

Esto tiene que ver con dos cosas. Primero, el romance sin después ahora es un mi elección.
Porque no estamos en el medioevo, y el para el él de mis sueños yo nunca soy su dama y nunca es el caballero que espero que vuelva a mí… sino que anda de lo más revoltoso en sábanas lejanas a mí… ¿y qué he hecho yo? espero, y espero, y lloro esperando….Y cuando el tiempo pasa me voy dando cuenta paulatinamente que esa espera no es que tarde es que no es, como en “El coronel no tiene quien le escriba”, no es que la famosa carta no llegue o tarde, es que nunca llegará. Como mi caballero. No existe, me convencí.

Recuerdo las ilusiones que he tenido. El primero en serio fue el tipo de colores de trigo y manos de artista, que cantaba con guitarra bajo las estrellas del valle del Elqui. Recuerdo nuestras idas al río y esa vez debajo de la híguera… esperé un después que nunca llegó.

El segundo fue el arquitecto de apellido italiano. Era entero seductor él, recuerdo nuestra ida a ver Momix y cuando le mostré el cuento que corrigió su hermano el día que me devolvió el auto… pero un día lo visité de sorpresa y parece que no le gustó. No volvió más… Cuando lo volví a ver, al tiempo, dijo que yo estaba linda y pensé que volvería, pero no.

Luego vino el Director de Orquesta. Joven y que “se sabía” atractivo. Lo conocí en un bus de viaje a la Serena, él, a Atacama, yo. La conversación fluyó y terminó en un beso con abrazo y promesas de llamadas al regreso (en ese tiempo yo no tenía ni cel ni mail). Llegó el plazo y no apareció, esperé, claro, pero No. Y fui por él al teatro y lo vi y él jugó a que no había pasado nada, y pues descubrí que el después que yo imaginaba sólo fue una ilusión mía, no mutua. (Cuesta tanto asumir eso, que fue todo una película de una, no de los dos).

El cuarto fue G. Otro de colores de miel y letras y mente superiores… él nunca estuvo en rigor. Pero me imaginé muchas veces un después con él.

Al rato vino el que me salvó cuando yo no era más que una náufraga y con quien estuve casi dos años. Estuve tan agradecida que creí que la gratitud era amor, hasta que me cansé y le pedí que lo dejáramos… El después estuvo ahí, pero lo dejé irse. No me sedujo su oferta, para prolongar eso.

Y entonces un día apareció un hombre que cuando lo vi no me produjo nada, cerca de la plaza San Enrique. Cuando iba en Estoril, me gustaba un poco. En Kennedy me encantaba y en Pedro de Valdivia estaba completamente a sus pies. Esa historia fue fulminante, y yo me iba a Japón. Menos mal que ya las visas y demás cosas a llevar ya estaban listas, porque nunca más pensé en nada que no fuera él. Y tras 10 días intensos me fui, con la esperanza de retomar, después. Le escribí y lo llamé desde ultramar, pero él estaba distante…. Yo no miré a nadie, y volví. Y él estaba en otra, y con otra. Mi después se desmoronó y me dolió mucho.

Entonces llegó el tipo tóxico que jugaba al yo-yo (o sea al “sólo pienso en mí”, y “te tomo te dejo te tomo te dejo”). Atroz. Él me pintó un escenario mentiroso (recordé “mentí” del bloguer Irarrazábal) y le creí e imaginé un después… pero nunca fue y tuve que desimaginarme, y eso me cansó tanto.

Entonces llegó el tipo que se metió a mi cama sin permiso y el músico, ahí yo fui cauta y vi que no habría ni ahora ni después.
Y entonces, un día de lluvia cerca del mar, suavemente, M se materializó y yo no supe como no abrirle mi corazón. Lo vi lleno de luz y calor… lleno de ganas, y esa sensación de “qué rico estar contigo” fue gigante y se encaminó hacia “por supuesto que tenemos un nosotros, aquí y ahora, y con un después, lindo, largo, y evidente”… y eso fue creciendo en una certeza del porte de la cordillera de Los Andes.

Hasta que un horrible día él dijo que quería irse… pero no fue muy cierto, porque seguía estando… y entonces llegó el sábado más negro de mi historia: él no me besó en los labios, y supe que algo malo pasaba… ese algo tenía nombre de mujer, artista, de 20 años… y él había pasado la noche con ella. Ese día el después (con él) que yo albergaba en mi alma se quebró en miles de pedazos que aún me hieren…

Entonces me dije que no quería nada con nadie, sin ahora y sin después y pasó un año y apareció A que sí quería después, pero yo no pude. Luego, apareció Ar y quise calibrar, no ser tan tajante sobre sí o no, pero no fui sabia y no me fue bien.
Y así llegó Fel, y claro que estuvo rico, pero cuando me fue a dejar a la puerta y no pidió mi número… yo decidí no pedírselo pues, si lo pedía debería decidir si habría o no después, ¿y si él no quería? ¿Otra vez bancarse que cualquier mujer es mejor que yo?… no tengo ganas. En cambio así, tengo un recuerdo bonito. Fue eso “un niente ma, bellisimo” y ya. Sin después que regretter, et comme ça n’être plus desolée, une fois de plus (no sé cómo se dice en español).

No generar un después, tiene la ventaja de no sufrir por lo que ya fue o por lo que pude haber sido pero no fue. Me gusta eso de sólo recordar lo bonito del momento…Me ha hecho bien. Mucho mejor que recordar el después...

Eso era una cosa. La otra cosa, es que hoy otra vez vi sus mails (y no los leí todos), pero esta vez comencé a hacer lo que no había hecho nunca… tomé los últimos (febrero de 2006) y los pasé a Word… voy a sacarlos de gmail, por mes, al pc que uso normalmente, cuando termine, los borraré del disco duro y haré un cd … y luego, supongo, con el tiempo, podre´sacar toda esa historia, tan triste, de mi vida.


vendredi, avril 14, 2006

Semanas sin santos

Hace un par semanas atrás mi amiga del alma Ma, me escribió un mail y me dice si me interesa participar con ella y “los chicos” en la propuesta de documentales del CNTV. Le digo rauda que obvio. Me llama luego para una junta profesional. Voy. Uno de los chicos no está en Stgo. y el otro finalmente no acude, presa de un cansancio atroz. Ma y yo hablamos del tema. Le digo varias cosas que ella no había contemplado y que yo sé por mi tesis. Quedamos que tendremos una junta todos, que ella dirá, antes, lo que hablamos a los chicos.

Un par de viernes atrás, Ma me llamó por teléfono para juntarnos con “los chicos” a preparar la postulación al concurso. Le dije que estaba en Viña y quedamos de juntarnos al día siguiente, o sea, hace un par de sábados, en casa de uno de los chicos, Fel. A las 16 hrs, cerca del Metro Toesca.

A Fe yo lo había visto sólo una vez, cuando mi amiga Ma me lo presentó, pues quería que yo le revisara un piloto sobre un programa de viajes que estaban preparando, Ma, Fel y otro chico que aún no conozco.

En esa oportunidad, como hace 2 años, día de sol, fui con Ma al depa recién arrendado por Fel, para recibir a su polola francesa que vendría a visitarlo.

Recuerdo que me gustaron sus ojos claros y que fuera alto. Editaba en un pc en première (normalmente la edición de video profesional es en mac y en final cut). Pero trabajaba para canal 13 (recién). El Pc estaba en el living. En fin, vi el material y lo destrocé (soy maldita cuando se trata de analizar, ¿será por eso que no tengo pega?).

Pasó el tiempo. El piloto, en teoría casi aprobado por el canal y una productora, nunca apareció en TV y por Ma supe que lo de la francesa no anduvo bien en Chile. Fel quedó ahí solito… Y bueno, como 2 años después, lo volví a ver. Hace un par de sábados.

Ese día Ma fue por mí a la salida del metro (que me trajo recuerdos de A, pues él vivía por ahí). Dejé mis bolsos de Viña y un par de cosas más en su auto, y juntas pasamos a comprar una coca light y unas galletas… y fuimos al depa de Fel.

Estaba igual, alto, ojos claros. Su depa ya tenía más cosas y el pc no estaba, en vez de eso había un TV. Ahora tenía un súper notebook Toshiba de pantalla de 17”. En el living había una planta gigante y un colchón que hacía las veces de sofá.

Nos sentamos, comimos galletas y tomamos coca cola (yo casi nunca tomo eso). Y comenzamos a hablar… el tema era complejo, pues él juega con “grabo imágenes y luego ordeno”. Y yo al revés… (Normalmente mi método es el adecuado según los entendidos, básicamente porque ahorra recursos: dinero y tiempo).

En todo caso, el punto era que el concurso exige nada de imágenes, y toda la estructura por escrito (o sea mi método). Y eso exige ponerse de acuerdo en cosas estructurales que no es fácil identificar ni acordar. Y pues nos pusimos a dialogar… Ma llevó un libro sobre la temática decidida, tomaba notas, pero no decía nada. No sé porqué. Ella decía que nos escuchaba y pensaba.

En un momento, ellos hablan de un documental que fulanita (una amiga de Ma que Fel y yo conocemos) le había prestado a Ma. Y Ma a Fel. Fel pregunta si ya lo vimos… decimos que no. Que él sí, pero que lo veamos de nuevo (en el contexto que podía servir como uno de los antecedentes a tener presentes en la propuesta).

A mí eso no me tincaba nada, me parecía que eso había que hacerlo solos, y aprovechar la junta, pero no tuve ni tiempo de decir eso cuando el dvd estaba colocado y los 3 sentados-echados en el colchón sofá.

Ma se sentó y yo también. Y Fel se sentó a mi lado, como en un rincón, hacia la ventana. Yo tomé una libretita de notas, mis lentes y un lápiz. Y me acomodé y fui tomando notas del documental que resultó ir increccendo en cuanto al interés que me suscitaba.

A medida que pasaba el rato, a mí de daba más frío, y me empecé a acurrucar, y mis piernas rozaban las piernas de Fel. Muy poquito. Llegó un momento que me dio N frío, él quiso poner la estufa incluso (cabe decir que él estaba en manga corta y Ma con algo liviano). Dije que no, de pura considerada. Pero me saqué los zapatos y me acurruqué. Mis piernas tocaron aún más a Fel. Y bueno así. Hasta que de repente, ni me acuerdo como, su mano rozaba mi muslo… y luego definitivamente él puso la mano encima de mi pierna.

El documental terminó. Deben haber sido las 9 de la noche. Comentamos la nada y Ma dice que se agotó y que se va. Le digo que porqué y tal y dice que se agotó. Y yo digo: entonces tb me voy. Y Fel me dice: ¿Porqué?. Y yo: pues sino ¿cómo me voy después?. Y él dice: pero “¿Tienes que irte necesariamente?. Te puedes quedar si quieres.

Y yo, lady, pregunto: ¿sí, seguro?. Claro, dice él. ¿y tienes ganas de trabajar aún?, le pregunto. Claro. Dice. Y agrega: Me muero de curiosidad de saber qué anotaste en ese cuaderno. Bueno, ok, pero ¿tienes comida?, porque me va a dar hambre, respondo. . Dice. Entonces Vale, contesto. Ma me recuerda: tienes tus cosas en mi auto.

Camino con ella (Fel me espera en casa) a su auto y le pregunto porqué no se queda y ella dice que está agotada y que creo que interrumpiría. Y yo digo: ¿pero porqué dices eso?. Y ella sonríe y me dice: fuiste súper coqueta con Fel.. y ahora te vas a quedar ahí. Me dio vergüenza. Le digo: Ma, ¿en serio fui coqueta?, te juro que no me di cuenta. Lo de las piernas asumo, pero fue de entumida no más. Lo que le dije era absolutamente cierto, pero creo que no me la compró. En fin.

Vuelvo. Fel me cuenta que su despensa está media escuálida así que iremos al súper. Ok. Haremos pasta (obviamente, ¿qué otra cosa se puede esperar de un chico soltero de 29?). Y pues vamos…

Compramos cebollines, tomates, aceite de oliva, crema, pimentones de colores, champiñones, vino blanco, uva, naranjas y jugo de frutas (habían ajos). Mientras hacíamos eso, manejábamos el carro a dúo y a veces él rozaba mi mano o me tomaba de la cintura un poco, por cualquier excusa. Ya entendía yo porque Ma me dijo lo que me dijo…

Llegamos a la casa. Él empezó a preparar el ambiente para cocinar, según me dijo. La cocina era americana así que se veía el living. Él puso música y sirvió jugo (yo no bebo y él no quiso hacerlo solo). Yo puse el agua para la pasta, y piqué verduritas. No recuerdo qué hacía él pero como que nos rozábamos. El agua hirvió y puse los “niditos” de diversos sabores en la olla.

En eso estaba cuando yo, tras lavar los champiñones, le pregunto dónde hay mantequilla (para saltear las setas)… y pues no hay. Él va a ponerse los zapatos (que se había quitado), para ir a comprar mantequilla, cuando en la radio empiezan a tocar no sé qué música que me gustó y empecé a bailar. Me vio y me sonrió y parece que le gustó lo que vio pues al segundo fue a bailar conmigo…(no fue como el baile de "9 semanas y media" sino más bien la parte final de "antes del atardecer", un baile más cándido que erótico, y tal cual, en un ambiente cocina-living). Me tomó por la espalda, puso su mentón en mi hombro, y sus manos en mis caderas. Yo me dejé, claro, si eso era muy riiiiiiico.

Seguimos en eso un buen rato, y entre esto y aquello olvidamos la mantequilla y el documental y terminamos en la pieza. Todo estaba muy candente y el lugar empezó a vaporizarse.... había que sacar la pasta.

Él se paró raudo, apagó el fuego y volvió a la cama… pero segundos, en esos momentos, bastan para enfriar todo. Pregunto si coló el cuento y dice que no, pero que filo… yo digo que después cuando queramos comer va a estar malo y me levanto a colar la pasta que, curiosamente, absorbió toda el agua. Él me sigue y ve eso. Y empezamos a morirnos de la risa, que esa pasta se cree arroz. Volvemos acaramelados a la pieza y pues estamos ahí…

Como que era divertido para mí, y creo que nervioso para él. Los hombres se complican cuando pasa eso, onda que de repente toda la energía como que se va. O se pone en pausa, quien sabe. Me han tocado varias situaciones así (cuando recuerdo esos “ruidos”, recuerdo que nunca tuve ningún, pero ningún problema en esa área con M, o sea todo lo contrario…). En fin, yo estaba relajada. Y él estaba como acurrucadito en mí.
Nos pusimos a hablar de que lo destrocé la otra vez, pero que ahora me está haciendo caso (menos mal porque tengo TODA la razón) y "alturando" -claro que además está editando al tiro, mal, pero en fin- lo que tiene. También hablamos sobre el documental que vimos en la tarde...

Y entonces él dice: ¿película favorita?. Yo respondo. Él dice: ah, Kiesloswki. digo, y sonrío. (Me gustó que supiera, no muchos saben). Y luego sostenemos este diálogo:

-¿y tú? -pregunto yo.
-El lado oscuro del corazón.
- ¿Y tú sabes volar?
-Trato, dice. –Sonrío y digo -Ah, no recuerdo al director.
-Subiela.-me recuerda él.
- Claro.
-Pero – agrega- más me gustó la poesía de Benedetti.
- Me encanta Benedetti, ¿te sabes algo?.
-Algo de me debo saber.... pero no me acuerdo.
-Me gusta mucho la poesía, me sé algunos poemas. Pero ninguno bien de Benedetti, a penas chapuerro táctica y estrategia.
- ¿Qué te sabes?
-¿Quieres que te recite?
-Sí.
-Ok. ¿Conoces Margarita Debayle, de Rubén Darío?
-No, responde.

Entonces, él se acuesta sobre mi pecho y yo comienzo declarmarle el poema. Le recito al oído…
Margarita, está linda la mar,
y el viento Ileva esencia sutil de azahar
yo siento en el alma una alondra cantar
tu acento.
Margarita, te voy a contar un cuento.
Éste era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día
y un rebaño de elefantes,
un kiosco de malaquita yun gran manto de tisú
y una gentil princesita,
tan bonita, Margarita,
tan bonita como tú.
(...)
Cuando termino, él me mira, está feliz y me besa. ¿Quieres que te diga otra?, le digo, de Béquer. Ya, contesta. Y comienzo…

Me gano otros besos y algunas caricias.

Y entonces le digo: a ver tú, ¿nada que te sepas, seguro?

Y entonces él saca una voz de tenor que el mejor Romeo de Shakespeare se querría y hace lo que ningún hombre había hecho por mí en esas situaciones: me recitó, entera, Táctica y Estrategia... y comenzó:
Mi táctica es mirarte
aprender como sos
quererte como sos .
Mi táctica es hablarte y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible. (...).
(Si cuando la Shakira dice la retórica es tu arma más letal, en lo que me concierne , tiene toda la razón).
Yo estaba anonadada. Le dije que era increíble, pero no alcancé a terminar y ya él recitaba otra
(que yo había leído hacía muy muy poco y que me había encantado) y comienza:
Me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias
o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero al hecho
de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o insecticida.
Soy perfectamente capaz de soportarles
una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias.
Pero eso sí, y en esto soy irreductible,
no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar,
si no saben volar pierden el tiempo conmigo.

(Supe recientemente que este poema, donde este es sólo un fragmento, si bien es recitado en el film, no es Benedetti, sino el argentino de fin del XIX, Oliverio Girondo).

En cualquier caso, estábamos extasiados con los versos y el resto fluyó solo y divinamente… Wow.

Y bueno, cuando las cosas se calmaron le pregunto si tiene hambre. Me dice que si cocinamos ahora quedará increíble... Yo digo que ya, que puedo hacer la salsa. Y la hago. Y me queda más que deliciosa y comemos a la media noche muertos de la risa. Tras la cena nocturna, tenemos sueño.. y dormimos abrazados. Hacía tanto que no me pasaba algo así, estuvo top.

El domingo era para hacer nada. Yo sólo tenía un compromiso a las 16 hrs. Nos despertamos lánguidamente. Y luego de caricias varias me dio hambre. Él dijo que no quería nada, pero que habían huevos. Yo le dije que me haría huevos a la copa (me encantan). Abrió los ojos grandes y dijo que se tentó y dijo que quería. Hice (él siguió durmiendo) un súper desayuno con huevos a la copa, café para mí (él lo está dejando) y jugo. Volví con la merienda a la cama.

Él estaba encantado (parece que hacía mucho que una mujer no hacía eso por él, no quise preguntar ¿para qué?). Me preguntó “la receta” para los huevos a la copa. Se la dije, claro. Tras “las energías matutinas”, pues comenzó otra “sesión” que terminó con Lugar favorito y Libro favorito. Le conté uno de las pasajes que más me gustan de uno de mis libros favoritos (la parte en que Agnes se atormenta de la perdida de belleza en la ciudad y recuerda a la chica del “no me olvides” azul; en La insoportable Levedad del ser de Kundera).

Él me contó uno de los suyos, una parte de Las venas abiertas de América Latina, de Galeano. También me habló de un lugar al sur donde se quiere instalar, un lugar que se llama Lago Azul , cerca de Río Puelo, en la cordillera. Ahí ya tiene medio visto que será arriero… Su modo me empezó a encantar, y estas historias tuvieron el mismo efecto que la poesía de Benedetti y Girondo.

Ya se me hacía tarde, me duché, él se durmió. Me vestí y me arreglé y organicé mis cosas. Él me ayudó con unas cosas en la computadora. Me puse mi sombrero y le fui a dar un beso de chao. Él me dijo que me iría a dejar a la puerta. Se puso algo de ropa, me dijo qué buen sombrero, cierto, contesté con una sonrisa, le dije chao, le di un beso. Él me despidió desde el umbral con la mano mientras yo esperaba el ascensor. Lo pasé increíble. Obviamente, no nos vimos más. Fue uno de esos encuentros ricos sin después, me gustó así.

lundi, avril 03, 2006

varios

Estoy en Viña pues se iniciaron mis clases, y por esas cosas de la vida retomé contacto con un galán que conocí alguna vez y que sólo, y muy esporádicamente, seguimos hablando por msn. La cosa es que él, publicista, hizo un master en España y volvió en octubre y se instaló en Viña.

Llegó a hacerse cargo de una revista y obviamente le pedí pega, pero como siempre, no necesitan gente. El asunto es que me cuenta que está enfermo de cansado pues está haciendo la tesis de España y ya no computa nada. Que pagaría para que alguien la revise pero que sólo tiene deudas (me parece conocido) dado el tiempo en Madird. Le pregunté porque no le pidió revisarla a uno de los periodistas o editores de la revista, y dijo que no quería mezclar las cosas, que luego se suben por el chorro… demás.

Entonces en un acto de generosidad genuina, le digo que yo se la reviso gratis. Y pues ok. Fue por mí al terminal, llegó antes que yo ( y el bus llegó antes de lo que yo le dije), bien. Cargó mi mochila, me había cocinado algo rico y light, todo bien. Reviso su tesis y…. o sea, ¿cómo alguien que ha trabajado tanto tiempo en medios y que hizo un master en comunicación integral en una universidad madrileña reputada, puede carecer de tanta estructura textual y de tanta formalidad en el tono?... Me impresionó.

Claro que mi labor era ayudarlo, no achacarlo. Estuve no sé cuánto rato arreglando los agradecimientos, la introducción (que es vital para el orden del desarrollo), el índice, y explicando lo que era un abstract.

Lo hicimos eso varias horas. Pero me gusté como editora de tesis… En el camino hablamos de ideas de negocio (él es MUY bueno en cosas de negocios, yo en cosas de lenguaje). Y bueno… espero que mi hacer generoso y gratuito de editora tesista tenga alguna recompensa… o sea, alguna idea o contacto laboral… igual, sino, días gratis en Viña se agradece.

Sobre todo que me agarré con mi papá que me dijo que ya no nos vamos de la casa que hubo atados (y yo desesperada buscando pieza, con todo embalado, y él sabía esto…grrrr). También Ar me escribió por una beca bien top que le tincó para mí en Londres, pero el deadline es el 1 de abril.. o sea muy encima. Igual me gustó que me escribiera.

Por otra parte, ayer M me paraeció por todos lados. Claro él estaba en el colegio de los profes degollados. Y como ayer la presidenta fue a una ceremonia por eso… y eso salió en emol (página de incio del computador de mi amigo publicista), y en todos los noticieros en Tv… mal. Para peor, Pa, su mina (aún supongo), también era de ahí. O sea, me los imaginé todo el rato juntos. Mal. Y para la guinda, fue por una ceremonia de este asunto el año pasado que ellos tuvieron un primer acercamiento y donde ella le contó sobre su blog y ese día ella escribió un post sobre esto que yo comenté y con lo cual M descubrió mi blog de entonces y generó que yo me escondiera de la blogosfera. O sea fue todo mal ayer. Pero fui fuerte y no visité sus web pages respectivas.

Si bien me muero de curiosidad, me pasa que le temo más a lo que viene después: las pesadillas el insomnio y otras cosas.

En fin. Por otra parte, mis clases estuvieron bien, fue entrete el curso que me tocó este año y apliqué lo aprendido en las clases de marzo y estuvo top.

En otro ámbito yo quería participar en un concurso de cuentos infantiles con un cuento que tengo escrito hace N. Hubo N plazo y yo la gil creí que era hasta el 31 de marzo (igual lo sube como en noviembre, tenía sólo que transcribir el cuento… pero entre la fiaca, la desgana, y la falta de pc no lo hice). La cosa es que el deadline fue el 15 de marzo. Igual llamé por si, pero nada. Pero recordé otro concurso de cuentos, de relatos de viajes de LAN. Y entré a la web page y todo y algo no funciona y no lo puedo enviar… Sin embargo tengo ganas de compartirlo…. Se llama “El emperador y yo” y es entero cierto.

El emperador y yo

Era agosto. La sala era amplia y estaba vacía. Todos nosotros vestidos de etiqueta, o sea yo de taco alto y chaqueta en pleno verano nipón, y de pie esperando a sus altezas, los emperadores.

La visita fue organizada por el Ministerio de Relaciones exteriores de Japón, el cual auspiciaba la beca de nosotros, occidentales llamados “líderes de la juventud”. Esta visita era muy particular ya que normalmente ir a los jardines imperiales implicaba una serie de pasos previos para agendarlo, o sea era un gran privilegio estar ahí, nos explicaron.

La verdad, el lugar me parecía una casa bonita. Era como las casas del sur de Chile, de una planta, de colores claros, paredes de piedra o madera, todo muy sobrio, silencioso y con un enorme jardín. Aunque la verdad no nos hicieron un tour, sólo nos llevaron a la sala y lo que vi fue eso, y la entrada.

Luego estuvimos parados mucho rato, esperamos más de 30 minutos de pie pues en Japón no se usa sentarse en las recepciones…Y dado que como nosotras usamos taco, la combinación tacones-estar de pie no era muy beneficiosa… y la verdad yo lo únivo que quería era una silla.

Por otro lado, ya nos habían advertido del protocolo, no se debe dar la mano antes ni hablar antes, no recuerdo bien pero creo que no se podía mirar a los ojos cuando entraran, y obviamente teníamos una formación que cuidar. Ensayamos varias veces. No era fácil hacerlo todo bien dada la expectación: ninguno de nosotros había estado antes con un emperador.

De repente sentimos unos ruidos y todos nos formamos muy rápido… pero eran unos mozos con jugos y no naturales. Sólo eso, sin nada para comer (yo tenía mucha hambre).

Obviamente comenzamos a murmura otra vez y en un dos por tres todo volvió a ser voces… entonces alguien de la organización en un par de segundos movilizó gente y nos dieron las instrucciones y otra vez callados y formaditos. Esta vez sí aparecieron el emperador y su señora.

Él vestía de terno azul y camisa blanca (no de oriental), y medía cerca de 1.70 m. Ella lucía un traje sastre, de colores neutros, tacos no muy altos y cuadrados. Ambos muy normales, sin joyas o algo que evidenciara que eran lo máximo de la realeza japonesa.

Tal como estaba previsto, se acercaron a conversar un poco con cada pareja de representantes. Yo estaba con Cristián. Y a medida que se acercaban a nosotros a mí me transpiraban las manos pues pensaba ¿de qué se habla con un emperador? ¿Será su inglés adecuado para que yo lo entienda y él me entienda a mí que no hablo muy bien ese idioma?... Cristián estaba relajado. Él decía que si estaba ahí era porque podía. Entonces la pareja real llegó a nosotros.

Él me sonrío a mí primero. Le di la mano pues olvidé hacer la reverencia típica. Él habló primero Dijo “Chile, cordillera de Los Andes, me encanta escalar”. “¿really”? digo, verdaderamente asombrada que él fuera tan llano. Y él contesta “Yes”. Y entonces no sé como la conversación fluyó entre Cristián, los emperadores y yo sobre el Everest, el Aconcagua, Jordán y demás. Fue increíble, yo no soy andinista pero mis idas al refugio alemán de farellones y al de mi colegio, la alianza, en la parva, pues me dieron tema de conversación con el emperador japonés que quedó de ir a Villa Rica cuando visitara Chile.

Tras esos cinco o diez minutos con nosotros, creo que fue a la pareja de Australia (estábamos por orden Alfabético de país). Cristián y yo nos reímos el resto de la reunión de lo bueno que es tener una cordillera gigante para entablar conversación al otro lado del mundo.

Al finalizar todo, nos sacamos unas fotos, cada “líder” con el emperador. Así que ahí estoy inmortalizada en un verano nipón de 2002.

Luego, claro está, todos recorrimos los inmensos y bellos jardines imperiales… a los cuales, obviamente, también inmortalicé en varias fotos… para que el escenario estuviera completo, y para que me creyeran que en serio estuvimos allí… el emperador y yo.