Mi amiga Sil y yo
(Esta historia es previa al post anterior. Pero, dados los sucesos, se me ha hecho mucho más patente, potente y presente).
Tipo 20 de enero estábamos mi amiga Sil y yo en la piscina de mi casa montés.
Sil y yo estudiamos juntas en la UC. Ella venía de periodismo, yo de arquitectura. Ambas cursamos parcialmente dichas carreras de origen, ambas sólo 4 años. Y luego, en nuestra opción final, nos conocimos. En el Campus Oriente. Y nos hicimos amigas, muy amigas, casi hermanas.
Y, tras egresar de la univ., un buen día mi amiga Sil tomó un par de trapos (bien fashons para ser sincera. Hasta yo le compré algo de ropa cuando se fue para ayudarla, pero sobre todo porque era muy linda y la vendía a precio de huevo), en fin, tomó su “impermeable amarillo” y esta nena partió lejos de casa sin que nadie supiera que iba a ser de ella.
Se fue hace 6 años, a “probar suerte” a España. Llegó hace una semana, a pasar el verano con su familia chilena. Hace algunos días nos juntamos, y entre un par de varios cafés en el Tavelli del drugstore y luego un vino para ella y un jugo de chirimoya para mí en el Liguria de M.Montt, nos contamos, año a ñao, nuestros 6 años separadas.
Ella había venido un par de veces antes a Chile, no habíamos coincidido. Sólo la vi el 2000. Desde entonces casi no supe nada de ella salvo por algún que otro mail que alguna vez contestó y quizá un par de veces por msn. Nos alejamos, obviamente. Y entonces, ahora, reaparece, coincidimos, tenemos tiempo y retomamos… y hablamos y hablamos…y luego, al par de días me llama por teléfono y me dice, como antes, que quiere ir a pasar un séjour (“¿jornada?”) de week end conmigo a la casa de la montaña. Por supuesto obtuvo un "sí" raudo y sincero…
Y allí estábamos, con 6 años más en el cuerpo, en la psicina, como antes. Ella más flaca y aún más regia que antes y en topless, porque así se usa en Europa. Yo, con 33, con algunos kilos que me sobran a mi parecer, con un master de la UC bajo el brazo sin mucho destino a la vista y sin proyecto de vida seductor y viable…
Hablamos de esto y aquéllo y entonces llegamos a esta sensación mía de vacío vital. En eso, ella, que estaba echada en la reposera con parpados cerrados al sol, se sienta y me pregunta:
-A ver Secreta, ¿tú te consideras una mujer interesante, cierto?.
- No -. Respondo.
Ella se incorpora má todavía. Me mira con sus ojos verdes, sonríe y dice :
-¿Pero cómo que no?.
Me sorprende un poco que le sorprenda tanto y muy seriamente le confirmo:
-No, no me considero una mujer interesante. De hecho más bien al revés.
Ella está perpleja y sonríe mirando los cerros mientras dice:
-Sabes, eso es lo más estúpido que te he escuchado.
-Para que veas-. Digo levemente, mirando el paisaje.
Entonces ella ataca como la felina que siempre ha sido:
-A ver Secreta, una mujer que tiene el tipo de reflexiones que tienes tú…. O sea te explico que me diste vuelta el otro día con lo que me hisite pensar del tema de mi padre. Yo jamás lo había visto desde ese punto de vista. Y claro, entonces recordé, el nivel, el buen nivel de nuestras conversaciones. Y evidencié ese día porqué me gustaba hablar tanto contigo. ¡Tú eres ultra profunda!. Además, eres linda, joven (te ves de 27), hablas francés, tienes una cantidad de estudios en Chile y en el extranjero que es como para postular a ministra. Has sido profesora en la Uch, en la UC, etc. Te has ganado varias becas, premios literarios, el liderazgo de Chile en Japón en el programa ese del barco. Sabes de libros y de cine como pocos que he conocido…no sólo en Chile, sino en el mundo. ¡Y vaya que he conocido gente de esos ámbitos en Barcelona, y de todas las nacionalidades!... y no te llegan ni a los talones. Y tú, ¿tú te encuentras poco interesante?... No puedo creer que pienses eso de ti misma.
Wow. Por eso es mi amiga y la quiero. Si una amiga del alma no te sube así el ego ¿quién?. Me deja sobre las nubes, y la amo por eso.
Después de ese manjar no tengo ganas de explicar porqué digo lo que digo. Prefiero quedarme con esa sensación de ser increíblemente top, pero incomprendida, en la más Alfonsina Storni o Alejandra Pizarnik y que por eso estoy así, desesperanzada.
Ella me clava su mirada de esmeralda oscura en esa piel blanca y pecosa que tiene. Es una mirada incisiva donde evidencia un “espero una respuesta digna de ti”.
La miro. Tengo tantas ganas de ser como ella. Felina, indomable. Capaz de dejar todos los miedos atrás, y feliz, lanzarse a la aventura de lo que venga y cómo venga.
En eso divaga mi mente cuando ella dice: “¿y?”.
Y recuerdo el poema del lobo de Darío cuando dice:
-"En nombre del Padre del sacro universo,conjúrote" -dijo-
(Esta historia es previa al post anterior. Pero, dados los sucesos, se me ha hecho mucho más patente, potente y presente).
Tipo 20 de enero estábamos mi amiga Sil y yo en la piscina de mi casa montés.
Sil y yo estudiamos juntas en la UC. Ella venía de periodismo, yo de arquitectura. Ambas cursamos parcialmente dichas carreras de origen, ambas sólo 4 años. Y luego, en nuestra opción final, nos conocimos. En el Campus Oriente. Y nos hicimos amigas, muy amigas, casi hermanas.
Y, tras egresar de la univ., un buen día mi amiga Sil tomó un par de trapos (bien fashons para ser sincera. Hasta yo le compré algo de ropa cuando se fue para ayudarla, pero sobre todo porque era muy linda y la vendía a precio de huevo), en fin, tomó su “impermeable amarillo” y esta nena partió lejos de casa sin que nadie supiera que iba a ser de ella.
Se fue hace 6 años, a “probar suerte” a España. Llegó hace una semana, a pasar el verano con su familia chilena. Hace algunos días nos juntamos, y entre un par de varios cafés en el Tavelli del drugstore y luego un vino para ella y un jugo de chirimoya para mí en el Liguria de M.Montt, nos contamos, año a ñao, nuestros 6 años separadas.
Ella había venido un par de veces antes a Chile, no habíamos coincidido. Sólo la vi el 2000. Desde entonces casi no supe nada de ella salvo por algún que otro mail que alguna vez contestó y quizá un par de veces por msn. Nos alejamos, obviamente. Y entonces, ahora, reaparece, coincidimos, tenemos tiempo y retomamos… y hablamos y hablamos…y luego, al par de días me llama por teléfono y me dice, como antes, que quiere ir a pasar un séjour (“¿jornada?”) de week end conmigo a la casa de la montaña. Por supuesto obtuvo un "sí" raudo y sincero…
Y allí estábamos, con 6 años más en el cuerpo, en la psicina, como antes. Ella más flaca y aún más regia que antes y en topless, porque así se usa en Europa. Yo, con 33, con algunos kilos que me sobran a mi parecer, con un master de la UC bajo el brazo sin mucho destino a la vista y sin proyecto de vida seductor y viable…
Hablamos de esto y aquéllo y entonces llegamos a esta sensación mía de vacío vital. En eso, ella, que estaba echada en la reposera con parpados cerrados al sol, se sienta y me pregunta:
-A ver Secreta, ¿tú te consideras una mujer interesante, cierto?.
- No -. Respondo.
Ella se incorpora má todavía. Me mira con sus ojos verdes, sonríe y dice :
-¿Pero cómo que no?.
Me sorprende un poco que le sorprenda tanto y muy seriamente le confirmo:
-No, no me considero una mujer interesante. De hecho más bien al revés.
Ella está perpleja y sonríe mirando los cerros mientras dice:
-Sabes, eso es lo más estúpido que te he escuchado.
-Para que veas-. Digo levemente, mirando el paisaje.
Entonces ella ataca como la felina que siempre ha sido:
-A ver Secreta, una mujer que tiene el tipo de reflexiones que tienes tú…. O sea te explico que me diste vuelta el otro día con lo que me hisite pensar del tema de mi padre. Yo jamás lo había visto desde ese punto de vista. Y claro, entonces recordé, el nivel, el buen nivel de nuestras conversaciones. Y evidencié ese día porqué me gustaba hablar tanto contigo. ¡Tú eres ultra profunda!. Además, eres linda, joven (te ves de 27), hablas francés, tienes una cantidad de estudios en Chile y en el extranjero que es como para postular a ministra. Has sido profesora en la Uch, en la UC, etc. Te has ganado varias becas, premios literarios, el liderazgo de Chile en Japón en el programa ese del barco. Sabes de libros y de cine como pocos que he conocido…no sólo en Chile, sino en el mundo. ¡Y vaya que he conocido gente de esos ámbitos en Barcelona, y de todas las nacionalidades!... y no te llegan ni a los talones. Y tú, ¿tú te encuentras poco interesante?... No puedo creer que pienses eso de ti misma.
Wow. Por eso es mi amiga y la quiero. Si una amiga del alma no te sube así el ego ¿quién?. Me deja sobre las nubes, y la amo por eso.
Después de ese manjar no tengo ganas de explicar porqué digo lo que digo. Prefiero quedarme con esa sensación de ser increíblemente top, pero incomprendida, en la más Alfonsina Storni o Alejandra Pizarnik y que por eso estoy así, desesperanzada.
Ella me clava su mirada de esmeralda oscura en esa piel blanca y pecosa que tiene. Es una mirada incisiva donde evidencia un “espero una respuesta digna de ti”.
La miro. Tengo tantas ganas de ser como ella. Felina, indomable. Capaz de dejar todos los miedos atrás, y feliz, lanzarse a la aventura de lo que venga y cómo venga.
En eso divaga mi mente cuando ella dice: “¿y?”.
Y recuerdo el poema del lobo de Darío cuando dice:
-"En nombre del Padre del sacro universo,conjúrote" -dijo-
"¡oh, lobo perverso!,a que me respondas:
¿Por qué has vuelto al mal?Contesta. Te escucho".
Como en sorda lucha, habló el animal,
la boca espumosa y el ojo fatal:
-"Hermano Francisco, no te acerques mucho (…).
Bajo mi “testa” como el buen animal… y con el hilo de voz que me sale, al igual que la fiera ante el santo de Asís, me justifico ante mi amiga:
-Sí, es cierto. No me considero interesante. Soy complicada, reclamona, amargada un poco en el fondo. No tengo nada, ni casa, ni auto, ni pc ni pega y ya todo eso no está bien a los 33. Imagínate que aún vivo con mi papá y ahora casi de allegada, pues si no fuera por mí, él buscaría un lugar más chico.
Y sí, he estudiado esto y lo otro. Un poco mucho, no he podido aplicarlo mucho y se pasa el tiempo y la experiencia laboral se ausenta y eso restringe aún más todo. No me contratan por aquí porque estoy sobrecalificada para el puesto entonces seré muy cara o con ganas de emigrar. Y para cargos de oficio, peor aún. No quieren gente universitaria. Y para más remate, no sé nada de tecnología, ni tengo un duro para aprender o comprar un pc propio, de modo de aprender y eventualmente generar algo propio…. Algo que ni siquiera se me ocurre.
No tengo pareja ni en vitrina. Estoy sola con un dolor de alma que ya no corresponde dado el tiempo pasado ni coherencia con el tipo en cuestión.
O sea, yo a él no me daría vuelta a mirarlo, menos ahora que súper guatón. No es alto. No es brillante, ni millonario, no lee lo suficiente para mi gusto, no es titulado y yo que soy fijada en esas cosas (ok, huevonamente, pero soy)… Si bien sus reflexiones no son enfermas de precarias, tampoco son muy elevadas a mi parecer. No tiene, o entonces no tenía, nada, igual que yo. Es Don Juan. Todo mal.
Claro que además es el tipo con el carácter más suave que he conocido, y tiene una dulzura que me encandila…
O sea, en rigor no es un gran tipo, es sólo uno más…pero me enamoré como si tuviera 15…
-Y como te enamoras tú- Dice Sil. Y sonrío y recuerdo que claro, que ella fue testigo presencial de toda la historia con G. De hecho ella recordaba la cassette y luego la estuvimos escuchando. Me contó que en una de sus varias mudanzas, perdió la copia que le di de la cinta (ni recordaba que le había hecho una). Pero que recordaba algunas canciones y las bajó de la web.
Y contesto:
-Sí, como me enamoro yo. Pero entonces Sil, fue hace 6 años, yo con 26 y G se portó bien conmigo. Con M tenía 31, la relación era más adulta y cercana, y por lo mismo yo esperaba más. Por lo mismo, el porrrazo o sea la reacción de la ausencia que me pegué fue –por ley física- equivalente a la acción (el amor que le tenía). O sea, su ausencia fue devastadora. Y así, Sil, estoy… devastada, desesperanzada, cesante, sin idea de si va a pasar alguna micro que me sirva ni menos a donde va… Y a 2 años de ser laboralmente desahuciada en este país.
Además soy mañosa. No me gusta el ruido, ni el olor a cigarro, ni menos la gente con discursos mediocres sin argumentación sólida. Me da urticaria la opinología y la soberbia –que son un poco lo mismo y abunda tanto… o es “casi” sólo lo que hay… y digo casi entre comillas pues es una opción que no conozco…. -. Y si hubiera alguien que no puede rotularse con eso, pues dudo que se interesaría en una mujer tan triste como yo. De hecho, por algo sigo sola. O sea, en verdad, creo que no tengo nada de interesante.
Ella me mira atenta y en silencio. Comprende. Me comprende. Y entonces guarda a la felina y saca a la amiga que me cobijó tantas veces cuando yo lloraba por G. Y dice:
-Secreta, entiendo. Entiendo tan bien lo que me dices. Entiendo que dado el contexto sientas que no tienes espacio y creas que es porque eres peor que los otros, que por eso no encajas. Que por eso los hombres se alejan de ti, que por eso un tipo tan trivial como M puede devastarte así. Te entiendo porque vengo a santiago y también siento que ya no pertenezco. Que los discursos de quienes eran mis amigos, son ya tan distantes a mi modo de ver el mundo. Te entiendo, y sé que las cosas son así aquí para ti. Pero también sé que son distintas afuera.
Yo sé que no me voy a casar con un chileno.
Si tú estuvieras afuera tendrías una manera más real y valorativa de verte a ti misma.
El resto de la velada dominical se pasó tranquilamente entre agua, sol y tostadas con palta. Al caer la tarde la abracé fuerte. Le agradecí sus palabras y la despedí hasta cuando fuera (no sé si podremos coincidir again antes de su regreso a Europa).
Ese día las palabras de Sil me dejaron pensando… pero entre la cosa cotidiana de la mudanza y los preparativos de las vacaciones, pues quedó ahí, en algún archivo mental. Pero tras el evento del post anterior y otros sucesos que quizá cuente después, las palabras de mi amiga se volvieron a instalar en mi cabeza.. retumbando como una banda de tambores africanos… con esa música que es como de los latidos del corazón y con la que te mueves por inercia, como en trance…
Y mi idea de tener todo seguro, como estudiante, para octubre y emigrar sólo con condiciones favorables –o sea con plata- y si no no… empieza a deshacerse un poco, y a brillar la historia de Sil que apela a un “deja los miedos y vuela”… No sé, quizá… pero al menos ahora es una posibilidad a barajar esa de irme sólo con un impermeable amarillo…. Pero cantando quiero ser feliz….
Bajo mi “testa” como el buen animal… y con el hilo de voz que me sale, al igual que la fiera ante el santo de Asís, me justifico ante mi amiga:
-Sí, es cierto. No me considero interesante. Soy complicada, reclamona, amargada un poco en el fondo. No tengo nada, ni casa, ni auto, ni pc ni pega y ya todo eso no está bien a los 33. Imagínate que aún vivo con mi papá y ahora casi de allegada, pues si no fuera por mí, él buscaría un lugar más chico.
Y sí, he estudiado esto y lo otro. Un poco mucho, no he podido aplicarlo mucho y se pasa el tiempo y la experiencia laboral se ausenta y eso restringe aún más todo. No me contratan por aquí porque estoy sobrecalificada para el puesto entonces seré muy cara o con ganas de emigrar. Y para cargos de oficio, peor aún. No quieren gente universitaria. Y para más remate, no sé nada de tecnología, ni tengo un duro para aprender o comprar un pc propio, de modo de aprender y eventualmente generar algo propio…. Algo que ni siquiera se me ocurre.
No tengo pareja ni en vitrina. Estoy sola con un dolor de alma que ya no corresponde dado el tiempo pasado ni coherencia con el tipo en cuestión.
O sea, yo a él no me daría vuelta a mirarlo, menos ahora que súper guatón. No es alto. No es brillante, ni millonario, no lee lo suficiente para mi gusto, no es titulado y yo que soy fijada en esas cosas (ok, huevonamente, pero soy)… Si bien sus reflexiones no son enfermas de precarias, tampoco son muy elevadas a mi parecer. No tiene, o entonces no tenía, nada, igual que yo. Es Don Juan. Todo mal.
Claro que además es el tipo con el carácter más suave que he conocido, y tiene una dulzura que me encandila…
O sea, en rigor no es un gran tipo, es sólo uno más…pero me enamoré como si tuviera 15…
-Y como te enamoras tú- Dice Sil. Y sonrío y recuerdo que claro, que ella fue testigo presencial de toda la historia con G. De hecho ella recordaba la cassette y luego la estuvimos escuchando. Me contó que en una de sus varias mudanzas, perdió la copia que le di de la cinta (ni recordaba que le había hecho una). Pero que recordaba algunas canciones y las bajó de la web.
Y contesto:
-Sí, como me enamoro yo. Pero entonces Sil, fue hace 6 años, yo con 26 y G se portó bien conmigo. Con M tenía 31, la relación era más adulta y cercana, y por lo mismo yo esperaba más. Por lo mismo, el porrrazo o sea la reacción de la ausencia que me pegué fue –por ley física- equivalente a la acción (el amor que le tenía). O sea, su ausencia fue devastadora. Y así, Sil, estoy… devastada, desesperanzada, cesante, sin idea de si va a pasar alguna micro que me sirva ni menos a donde va… Y a 2 años de ser laboralmente desahuciada en este país.
Además soy mañosa. No me gusta el ruido, ni el olor a cigarro, ni menos la gente con discursos mediocres sin argumentación sólida. Me da urticaria la opinología y la soberbia –que son un poco lo mismo y abunda tanto… o es “casi” sólo lo que hay… y digo casi entre comillas pues es una opción que no conozco…. -. Y si hubiera alguien que no puede rotularse con eso, pues dudo que se interesaría en una mujer tan triste como yo. De hecho, por algo sigo sola. O sea, en verdad, creo que no tengo nada de interesante.
Ella me mira atenta y en silencio. Comprende. Me comprende. Y entonces guarda a la felina y saca a la amiga que me cobijó tantas veces cuando yo lloraba por G. Y dice:
-Secreta, entiendo. Entiendo tan bien lo que me dices. Entiendo que dado el contexto sientas que no tienes espacio y creas que es porque eres peor que los otros, que por eso no encajas. Que por eso los hombres se alejan de ti, que por eso un tipo tan trivial como M puede devastarte así. Te entiendo porque vengo a santiago y también siento que ya no pertenezco. Que los discursos de quienes eran mis amigos, son ya tan distantes a mi modo de ver el mundo. Te entiendo, y sé que las cosas son así aquí para ti. Pero también sé que son distintas afuera.
Yo sé que no me voy a casar con un chileno.
Si tú estuvieras afuera tendrías una manera más real y valorativa de verte a ti misma.
El resto de la velada dominical se pasó tranquilamente entre agua, sol y tostadas con palta. Al caer la tarde la abracé fuerte. Le agradecí sus palabras y la despedí hasta cuando fuera (no sé si podremos coincidir again antes de su regreso a Europa).
Ese día las palabras de Sil me dejaron pensando… pero entre la cosa cotidiana de la mudanza y los preparativos de las vacaciones, pues quedó ahí, en algún archivo mental. Pero tras el evento del post anterior y otros sucesos que quizá cuente después, las palabras de mi amiga se volvieron a instalar en mi cabeza.. retumbando como una banda de tambores africanos… con esa música que es como de los latidos del corazón y con la que te mueves por inercia, como en trance…
Y mi idea de tener todo seguro, como estudiante, para octubre y emigrar sólo con condiciones favorables –o sea con plata- y si no no… empieza a deshacerse un poco, y a brillar la historia de Sil que apela a un “deja los miedos y vuela”… No sé, quizá… pero al menos ahora es una posibilidad a barajar esa de irme sólo con un impermeable amarillo…. Pero cantando quiero ser feliz….